Me llama mucho la primer imagen, la imagen de “La felicidad”; los tres niños en una carretera en Islandia. Al principio del filme no había entendido muy bien sobre lo que quería decir. Todos decían que representaba calma, la felicidad; después vendrían las imágenes que nos harían pensar y reflexionar sobre el tiempo y lo que nos queda. Algo que explica después, con las escenas en el ferry; momentos suspendidos en el tiempo; “ … él escribió: Acabo de volver de Hokkaido, la isla del Norte. Japoneses ricos y estresados. Unos cogen el avión, otros el ferry: espera, inmovilidad, porciones de sueño. Curiosamente, todo eso me hace pensar en una guerra, pasada o futura: Trenes nocturnos, incursiones aéreas, refugiosatómicos, fragmentos de guerra que se conservan intactos en la vida diaria. … Le gustaba la fragilidad de esos momentos suspendidos en el tiempo”. … “Y ahora, solamente la banalidad me sigue interesando”.
Para mí, la imagen de la felicidad no me comunicaba nada, adentrándome más en el filme, noté la separación de las imágenes, principalmente con el plano del avión militar con el portaaviones, no tenía sentido con la primera. De ahí que todo el inicio introduce claves para el resto del film. Aunque al final, después de ver imágenes distorsionadas; la relación de tiempo en Vértigo de Hitchkcock, los guerrilleros que huyen; las imágenes de películasde terror, relacionadas con recuerdos de la gente; la televisión; la mezcla de culturas; la despolitización. Cuando regresamos a esa imagen; no siento esa nada, sino que una cierta repulsión, la imagen de los niños ya no significa felicidad, ya no es lo mismo por la trascendencia de las demás imágenes.
Con toda la yuxtaposición de imágenes de diferentes lugares y tiempos diversos; una voz en off que nos narra cartas que Sandor Krasna, heterónimo de Chris Marker a escrito de susviajes, como un diario, cuestionando la imagen. Vemos la meditación de su memoria, que en como el ve el mundo, trata de contarnos una historia.
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