domingo, 17 de octubre de 2010

NOCHE Y NIEBLA (1955) - Alain Resnais

    
   Este filme nos muestra más allá de lo que realmente tenemos en mente sobre la II guerra mundial y lo que sucedía dentro de los campos de concentración. Ha habido tantas películas sobre el tema, pero en ellas sólo vemos lo que ya sabemos o historias de amor que de cierta forma esconden y destruyen con todo el sentido de la historia en cuanto a la realidad y fuerza con lo que sucedieron los hechos.
Que mejor que ver a través de las imágenes de un documental con toda la intención y las voz narradora, quien ha pasado por ese momento y ha sido testigo de todo lo sucedido en el campo de concentración.
   En este documental no nada más es la historia que se genera a través de lo que nos está contando y la condena y pena de todos los que estuvieron presos ahí, sino también es la sentencia para nosotros, los espectadores. Las imágenes son fuertes y provocan repulsión, un rechazo por lo que estamos viendo y sintiendo en ese momento de proyección, pues no te pasó nada parecido, sin embargo, vemos que sucedió y que mucha gente inocente la ha sufrido. Creo que esa es una técnica importante, de parte del director, pues al poner a alguien que sí lo ha vivido, a narrar, pues nos fuerza a pensar bastante por esas imágenes o al menos eso es lo que sentí al estar viendo. Sin embargo, la forma en la que el narrador nos va preparando para las imágenes a venir, no causa sentimentalismo; más bien, no va de acuerdo con lo que estamos viendo y la manera en la que no está contando y guiando a través de esos lugares. Nos va  como calentando antes de que las imágenes nos revelen lo que ya no podremos imaginar.
Me ha gustado mucho la manera en la que se va contando. Pasar de año, por ejemplo, cuando vemos el material en blanco y negro y después, a color, cómo veríamos tales lugares hoy en día, en este caso Auschwitz; desolado y tranquilo a comparación de la brutalidad que se llevó a cabo en ese espacio.

            
   La narración es constante y a la vez condena a través de las imágenes en las que se muestran los hornos abiertos, en donde muchos fueron incinerados; es una descripción detallada; como un tour por cada lugar del terror.

     Hay una emoción personal por parte de Alain y el narrador, Michel Bouquet; y es muy fuerte y es difícil de perderla. Otra cosa que me ha parecido muy importante es la música que acompaña las imágenes. Tiene una connotación fuerte en cuanto a lo que se nos va mostrando en el filme, en algunas escenas más que en otras especialmente. En la escena en donde más lo he notado es, cuando se combina un pasaje de flauta con imágenes de cuerpos siendo arrojados por una de esas máquinas de trabajo de tierra, y enterrados. Detrás de ese trabajo importante está, Hans Eisler, compositor alemán- austríaco de música clásica europea.

   Concluyo que este gran documental, es un testamento; al mostrar el presente y el pasado con material ya filmado durante esos días de masacre, deja una verdadera preocupación. Me quedé pensando en lo que el hombre con odio es capaz de hacer y lo que lleva el tener el poder en sus manos. Al ver esto, se piensa que todo ha quedado atrás, pero no; es como estar en ese momento, durante el holocausto y estar siendo castigado al igual que ellos. Esto no ha sido un suceso de una sola vez.

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